lunes, 31 de julio de 2017

El canto del cisne

Difícilmente encuentro algo que me motive a escribir pues repetir lo que se ha publicado no me divierte. Hoy, en dos foros contrapuestos se me han alineado los planetas y cual humilde pitoniso voy a intentar plasmar lo que mi calenturienta mente a hilado.

Esta mañana en uno de los excesivos grupos de whatsapp que pertenezco discutían un par de sus miembros sobre el espíritu de los nobles tercios viejos españoles, máximo exponente guerrero de nuestra pasada grandeza. La verdad que no le hice demasiado caso, pero pasadas un par de horas leyendo un diario económico encontré la luz. En un artículo de opinión, Tom Burns, periodista británico de ascendiente español, es nieto por parte de madre de Marañón, comentaba sobre el artículo de despedida de otro plumilla británico que le enviaban a nuevo destino. En el reflejaba sus impresiones sobre su estadía en España y sobre todo se maravillaba de la actitud del español medio ante la crisis, llegó a finales de 2012.

Los ojos del forastero la mayor parte de las veces son más sagaces que los nativos y estos veían que una buena parte del pueblo español era resilient, palabra inglesa que quiere decir algo así como  una mezcla de resistente, fuerte y adaptable. Es decir, que aguantamos lo que nos echen. Se sorprendía que el malestar existente a su llegada, la mayoría los volcaba sobre políticos y banqueros y no es su día a día, donde se buscaban la vida intentando salir hacia adelante.

Y, ¿què tienen que ver los Tercios con esto? El súbdito de Su Majestad veía en esta actitud el camino hacia la salida de la crisis y no le falta parte de razón, las barricadas como se ha visto en Grecia sirven para poco. Esto me ha echo ver en esta actitud el espíritu del viejo Alatriste. Los soldados españoles de los Tercios se les consideraban los mejores porque eran los que más tarde se amotinaban y nunca lo hacían antes del combate. Cobraban tarde y mal, siempre los últimos, pero cumplían, aún jodidos, siempre con su deber. Hoy, en su versiòn pacìfica, seguimos cobrando poco y mal pero seguimos cumpliendo con nuestro deber cuán hidalgo muerto de hambre.

A los de fuera les sorprende el aguante que tenemos, el cómo no nos venimos abajo aunque tengamos políticos desastrosos, empresarios amancebados y banqueros codiciosos. Siempre ha sido así, antes el valido se hacía rico desde su trono particular a niveles que hoy dejaría como a un pelele al más rufián de la Gurtel; ahora son más numerosos, pero el resultado es parecido: sacamos las cosas a cojones y cuan boya salimos a flote con la ayuda de los pocos que nos quedan alrededor. Por todo esto Mr Buck en su swan song nos ve como una posible Alemania del mediterráneo, sólo comentarle que estoy de acuerdo con su diagnóstico sr Buck, pero como a nuestro aguerridos soldados viejos les lideraba a la victoria Fernández de Córdoba o Farnesio a nosotros nos hace falta un Gran Capitán que no es ni gallego ni aún menos lleva coleta. Por la similitud teutona, ¿una Merkel quizá? Alguien que aglutine por respeto a su persona a la mayoría y no produzca el rechazo personal de nuestro excesivamente polarizado sistema político.