domingo, 5 de octubre de 2014

Cataluña y la comunidad de vecinos

En estos días hemos escuchado y leído multitud de comentarios sobre la consulta catalana. Si uno escucha a los independentistas y su sentimental discurso puede llegar a entenderlo. Si se es seguidor de Pablo Iglesias hasta compartirlo, "no soy quien para decidir sobre el futuro de los catalanes" dixit. El prócer de los antisistema no para de regalar titulares. Pero no sólo leo a Mas y mucho menos al profesor de universidad, lugar donde, como todo el mundo sabe, se entra sin que nadie te presente. Ayer vi una escueta entrevista a un magistrado del Tribunal Constitucional, cuyo nombre no recuerdo, que en dos frases explico el porqué de la ilegalidad de la consulta independentista. Esencialmente se resume a que nunca podrá ser legal un referéndum, vinculante o no, sobre un asunto que afecte a terceros y además, el resultado de la pregunta del mismo nunca podría influir a los que no son consultados. Parece retórico pero creo que queda claro.

Mi intención escribiendo estas letras es ironizar precisamente en algo que, por cotidiano, entiendo se explica mejor. A ver por donde me sale el intento. Al Sr. Mas le vamos a recordar que su base legal no es demasiado sólida y Sr. Iglesias que la legalidad es tan importante que gracias a la que tenemos puede crear y manipular a su antojo su movimiento cívico. Comparo un asunto tan grave para nuestro país con algo que casi todos conocemos: una comunidad de vecinos. En esta comunidad hay un señor que ha decidido que él gestiona mejor sólo el mantenimiento de su finca y que quiere escindirse de la misma. Aquí todos lo vemos clarísimo, es imposible. Unos me diréis que el ejemplo es malo pues un edificio no se puede dividir, pues bueno, sería una comunidad de casas independientes y la parcela de este vecino díscolo se encuentra en una esquina. Pongamos el caso que todos los servicios fueran factible individualizarlos y que el comunero estuviera dispuesto a correr con los gastos. Ni por esas podría independizarse, habría que modificar por unanimidad el contrato por el que se fundó la comunidad de vecinos.

En resumidas cuentas señores independentistas de Cataluña. Cada individuo tiene reconocido su derecho a pensar, opinar y actuar con libertad por el mismo contrato que les impide su consulta. Les recuerdo que en Cataluña votaron afirmativamente la Constitución el 90% de los votantes, si incluimos el factor de la abstención, mas del 61%, superior a regiones como Cantabria o Asturias, donde nadie duda de su españolidad y un porcentaje apabullante en comparación con los números que se manejan en las elecciones en su Comunidad . Ustedes pretenden saltándose las reglas romper unilateralmente un contrato que les vincula a nuestron país. En dicho contrato todos los españoles tenemos derecho a opinar, y si ustedes me convencen que para mi país, en primer lugar, y para mi familia, en segundo, es mejor que ustedes se independicen, no duden que votaré a favor de que puedan elegir su futuro. Lo que no es de recibo es que manipulando la realidad, y no hablo de la Historia, prometan algo ilegal, apostando a que el Estado español nunca aplicará la Ley rigurosamente contra la Generalitat. Con esa actitud sólo se llega a la confrontación y al odio. A la frustración de unos por no conseguir lo que quieren y al cabreo de los otros porque se sienten snobeados por un vecino que se considera superior en su soledad. El resultado es simple: ¡siempre habrá un vecino que vete la unanimidad!