domingo, 3 de julio de 2016

Miedo

Según el diccionario de la Real Academia Española,

"Miedo:
1. m. Angustia por un riesgo o daño real o imaginario.
2. m. Recelo o aprensión que alguien tiene de que le suceda algo contrario a lo que desea"

     Hace una semana de las elecciones generales del pasado 26 de Junio y si una palabra no ceja de salir de las fauces de los líderes políticos perdedores, especialmente de las de Unidos Podemos, esa es miedo. Según se hartan de expresar en todos los medios, el Partido Popular ha revalidado su victoria electoral, inclusive ampliándola, gracias a la estrategia del voto del miedo. Si nos atenemos a la primera defición, que creo que es a lo que se refieren los podemitas, a primera vista, pueden tener razón, en parte al menos. Un número de votantes del partido conservador seguro que sintieron esa angustia al  escuchar las encuestas al cierre de las urnas. Miedo de ver al Sr iglesias dirigir el Consejo de Ministros durante cuatro largos años con la intención de reformar el país. Si el riesgo era real o imaginario el daño,  a día de hoy se queda sin respuesta.

    Yo propongo reflexionar sobre el asunto desde otra perspectiva, según la segunda acepción. Siendo así, el voto del miedo expresa un deseo negativo, es decir, se vota a aquel que asegura que no apoyará a los contarios o a aquella política que no se quiere. Esto es absolutamente democrático y legítimo, ha ocurrido y siempre ocurrirá. El motivo de mis letras es plantear una pregunta ¿no será que la España que ofrece Podemos la mayoría no la quiere? Esto me lleva a realizar la siguiente afirmación. La gente no compra que haya que cambiar todo aunque la corrupción se haya demostrado sistémica, especialmente los últimos quince años. El sr Iglesias y los suyos pretenden desmontar un estado esencialmente socialdemócrata con la excusa de que hay que cambiarlo todo, para convertirlo en un "no se que neocomunista" y que conste que me leí el programa de IKEA.

   Para terminar, dos conclusiones: primero, si inspiras miedo a la mayoría significa que estás planteando algo que ésta no quiere y como político te equivocas; segundo, errar en la ética política puede llevar al desastre a un país entero pues sólo es acicate de oportunistas y populistas.

PD: El que vota al PP no es idiota, imbecil es aquel que no es capaz de ilusionar a la gente después de las meteduras de mano y pata que han hecho los populares y por cierto, si ya no lo ha logrado difícil que con la economía mejorando lo vayan a hacer...