viernes, 13 de diciembre de 2013

Whatsapp o no whatsapp

Una discusión más larga de la cuenta y con visos de diálogo de besugos me ha hecho volver a escribir. Whatsapp, twitter pin, line, sms, mail, blog, escribimos con los pulgares. Ya no tenemos bolígrafos en casa, pluma, los coleccionistas. Cuando veo a los adolescentes chatear y lo comparo con los tiempos cuando me carteaba con mis amigos de la playa de Madrid o con los que estudiaban en el extranjero me doy cuenta de lo que ha cambiado, pero, ¿a mejor?

Si lo pensamos hemos añadido multitud de posibilidades con las nuevas tecnologías. Podemos hacer llegar un archivo a Australia en un segundo cuando hace no mucho una carta tardaba semanas si no meses, y encima de forma gratuita. Tenemos en el móvil, no sólo multitud de contactos, sino una ventana al mundo en el tamaño de una pequeña agenda de antaño. ¿Mejora todo esto la comunicación? Sabemos que como poco la acelera y multiplica las posibilidades de ser leído. Mi humilde blog se encuentra abierto al mundo y en teoría cualquiera me puede leer. En la práctica me leen, creo, algunos que me conocen, picados por la curiosidad y poco más. Eso si, todo muy ecológico, sin gastar papel. Posiblemente si tuviera más constancia y sobre todo más talento podría ser de otra manera. Al escritor la tecnología le ha acercado el curioso, liberando de barreras cualquier publicación. Para bien o para mal no estamos expuestos al editor ni aún menos a la editorial: eres libre aunque nadie se entere.
El asunto de la mensajería instantánea es harina de otro costal. Nos da inmediatez, la posibilidad de estar siempre conectados, no sólo a una persona sino a redes o grupos. Muchas veces nos da también una apariencia de falsa cercanía. Todo lo que ganamos en tiempo de recepción lo perdemos en madurar lo escrito, gran concisión, matices perdidos que llevan a mal entendidos. ¿Quién se imagina a nuestros abuelos manteniendo una conversación por telegrama? Una carta te permite mostrar una cantidad de detalles que un sms jamás podría. Es lenta pero reflexiva. Si no eres capaz de describir un sentimiento en cien palabras como puedes hacerlo en un tweet. La misiva siempre podrías enviarla por correo electrónico, pierde encanto, pero es práctico. Hoy en día en papel sólo recibimos facturas e invitaciones de boda.
En definitiva, internet y sus aplicaciones son el medio por donde nos desenvolvemos, nada más y nada menos. Si no tenemos nada que contar, da igual Android o Safari, Apple o BlackBerry. Si no sabemos expresar, o peor, nos equivocamos de canal, nos llevaremos sorpresas pues no seremos capaces de transmitir lo que queremos. Sin embargo, si elegimos correctamente medios y mensaje nos ahorraremos polémicas y disputas. Como podéis entender este artículo se ha escrito a boli  sobre papel en blanco y por supuesto uso muy indebidamente el wacha.