Sevilla, a 17 de diciembre de 2 010
Y esto no va de cocina aunque algún día colgaré mis recetas. El proyecto emblema, bandera del final de la etapa de gobierno del actual alcalde de Sevilla D. Alfredo Sánchez Monteseirín, es el archiconocido, al menos por aquí, Metrosol Parasol, alias Las Setas de la Encarnación. Éste es un proyecto polémico desde el inicio, primero por motivos estéticos y sobre todo luego por el sobre coste, sin mencionar el retraso acumulado.
Para quien no sea de Sevilla sólo comentar que en la plaza de la Encarnación , kilómetro 0 de la ciudad, se ha encontrado históricamente el mercado de la ciudad. Hace treinta y siete años, yo ni me acuerdo, se decidió su demolición para su posterior renovación. Desde entonces, arqueología a parte, todo ha sido proyectos y más proyectos. Por fin, el próximo lunes, 20 de diciembre, el mercado de la Encarnación vuelve a abrir sobre su emplazamiento original abandonando su sede actual, una provisional con todo tipo de deficiencias desde el inicio. Para ello, el ayuntamiento de mi ciudad presento un concurso de ideas en el 2004. A la vez adjudicó en 2005 su construcción y explotación mediante el sistema de concesión durante cuarenta años a la constructora Sacyr Vallehermoso.
Hasta aquí todo parecía normal, sólo que el arquitecto alemán Jürgen Mayer presentó su idea Metrosol Parasol, muy a la moda de la arquitectura de vanguardia y, según las malas lenguas, presentado con leves modificaciones a varios concursos previamente, siendo, en esas ocasiones, desestimado por su dificultad técnica. Pero en la secular y tan típica Sevilla ganó. Así que empezó la polémica, primero por la estética, tan actual, usando materiales como la madera que no son tradicionales en la ciudad, en pleno centro, aunque a mi entender el espacio donde se ubica no tiene nada de especial. No había consenso alguno en ese aspecto. Este tema, el del supuesto mal gusto del proyecto, me parece irrelevante, entiendo que lo que a mi me gusta no tiene por que llegar a nadie, pero es que a mi personalmente me gusta, además conforme avanza la obra me reafirmo. Otro tema es el consenso, en esta ciudad de todas formas es imposible. La mayoría de arquitectos te dirían que el historicismo está desfasado y que hay que diseñar en el momento actual, y, ¿no fueron polémicos muchos clásicos cuando se presentaron? Por otro lado, los conservacionistas ven un ataque al patrimonio cultural cualquier diseño que se presente que no hagan ellos. La verdad es que es un cambio en el estilo de la ciudad, va a reordenar con el tiempo una zona del centro que llevaba tiempo en decadencia, frente a El Arenal o Santa Cruz, y si se acaba correctamente y el mantenimiento se lleva al día estoy convencido que se consolidará como una de las atracciones de la ciudad. Desde este punto de vista la polémica irá perdiendo fuerza sobre todo si se sabe explotar y entra dentro de los circuitos turísticos, como sería normal.
Lo que no tiene nombre y no se debe ni puede olvidar es el escándalo económico e inclusive legal. El proyecto se vendió a bombo y platillo a la ciudadanía a coste cero. Como es sabido, la contratación pública tiene sus controles y límites, un concurso especialmente, aunque este se haga a medida. No nos asombremos esta práctica es mucho más común que por supuesto moral. Una idea de 50 millones, valor aproximado de la concesión adjudicada, no puede costar más de 100 millones su ejecución. Eso que sepamos hasta ahora pues falta la liquidación final de obra, momento donde se ajustan los poyaques. Algunos me podrán decir que se han realizado más actuaciones, vestidas de museo y demás, yo puedo replicar que inclusive el proyecto se ha recortado en algunos aspectos como la interconexión de varias setas entre si.
Cualquier persona relacionada con la construcción y un mínimo de preparación y experiencia podrían haber predicho, sin ser adivino, lo que finalmente está ocurriendo. Todos, menos los técnicos municipales a los que consultó el jurado del concurso, si es que lo hicieron. Los expertos en obra civil saben como darle la vuelta a un presupuesto pero no ha este punto, pues se juegan que se anule el contrato y vuelva a salir el proyecto a concurso. La excusa fue la dificultad técnica, pero misteriosamente se dieron cuenta en un punto sin retorno. La propuesta de Zoido de derribar algunas de las setas y terminar las centrales con menos lujo, aunque más barata, habría sido un cutrerío. La misma excusa me trae varias preguntas que sólo plantearé porque no me atrevo a responder por escrito y en la red:
1º ¿Es lícito que se inicie la ejecución de un proyecto premiado sin saber si es posible su ejecución como inicialmente fue planteado técnica y presupuestariamente o debió anularse el mismo cuando saltó el problema? Sólo comentar que si se modifica el proyecto para que sea viable, técnicamente hablando, ya la idea ganadora no es la misma y el presupuesto de partida tampoco, por tanto, no entiendo como se dio permiso al inicio de las obras.
2º ¿Puede una empresa privada presentar una oferta económica sin saber con certeza como se va a ejecutar una obra de esta singularidad? La verdad que si fuese accionista de Sacyr se me pondrían los vellos de punta.
3º Con la cantidad de técnicos públicos y privados relacionados con el tema, ¿nadie se dio cuenta de un desajuste de esta magnitud? Es esta tercera la que a mi más me empuja a polemizar. Tanto si la respuesta es positiva como negativa. Si fuera cierto deberían estar expedientados todos los técnicos relacionados con el informe perceptivo, si lo hubiera, si no existió nunca tal, debieran serlo los interventores y asesores jurídicos por dejar tomar una decisión de tanta envergadura a unos legos en la materia. Iría más lejos, si fuera el Sr del Rivero ya habría despedido al equipo que presupuestó el concurso por dar un precio de algo que no se puede realizar, aquí me vuelvo a acordarme de los accionistas. Si se dieron cuenta deberían ir a la cárcel aquellos que falsearon los informes o los que presionaron para que así fuera. Al final que yo sepa todos siguen en sus puestos y si no lo están es por otra razón.
4ª Y última por hoy, ¿estaban todos de acuerdo? Para poder realizar esta idea, creativa, bonita (lo digo de corazón aunque me arriesgo a que mi suegro no me vuelva a dirigir la palabra), a mi entender, han realizado todo tipo de tretas.
Si no importaba gastarse esta ingente cantidad de dinero, especialmente obscena en estos tiempos sobre todo referida a un equipamiento lúdico porque la excusa del mercado no cuela, deberían haber tenido las agallas y el corazón de hacerlo de frente. Nunca sabremos si otro arquitecto, que aquí los hay de gran valía, en esas condiciones económicas, habría hecho algo mejor. Pienso que si hubieran planteado un concurso por ese importe el escándalo hubiese sido tal que los participes de los presupuestos participativos posiblemente lo cambian a pelo por una plaza más modestita y más plazas de aparcamiento para residentes o mejores infraestructuras en general. Pienso que sólo se trataba del estadio olímpico que quería inaugurar el Sr Monteseirín, y ha estado a punto de no hacerlo.
Al final sólo comentar que ante todo, si se sabe utilizar, va a ser bueno para la ciudad, caro pero útil. Que por favor así sea porque si no nunca recuperaremos lo invertido, aspecto que ha condicionado las arcas presentes y futuras. Son las setas más caras que hemos comprado aunque a mi cuando he visto la primera sin andamios más que un hongo me ha parecido una alcachofa. Verdura con un punto de amargor para el promotor del proyecto que no va a poder presentarse a la reelección en parte por esto. Alcuaciles, como decimos por aquí, para cubrir el mercado y una buena cantidad de frescos como lechugas por los corredores de las dependencias municipales. Verdura a precio de burbuja que nos tocará pagar a los sevillanos en años de crisis.
Carlos Alvear Almunia