Sevilla, 25 de febrero de 2011
Habrá algunos, sobre todo los que lean fuera de Sevilla, que se pregunten por el título del artículo, espero poder responder tanto al sentido del nombre como a mi interés por el mismo. Desde que la mayoría de progreso compuesta por la coalición entre el PSOE e IU rige los designios del ayuntamiento de mi ciudad hay unas decenas de camioncitos y furgonetas que muestran en sus puertas junto a un logo de una empresa privada la leyenda “Delegación de Infraestructuras para la Sostenibilidad ”. Los de mi ciudad se habrán percatado que esto también aparece en muchas de las vayas de obra que salpican la ciudad. ¿Estarán cableando la ciudad de algún sistema de alta tecnología?, ¿están sembrando de placas solares la ciudad?, será algún proyecto experimental que mejorará la eficiencia energética reduciendo el CO2. Nada mas lejos de la realidad, están arreglando o aceras o baches, según el caso.
El nombre no tiene desperdicio, es un ejemplo clarísimo de la manipulación sistemática de la imagen, en este caso desde el lenguaje. Estos que se llaman a si mismo progresistas lo único que pretenden es manipular lo suficiente para que no les quiten el chiringuito. En cualquier ciudad se podría llamar delegación o concejalía de “obras y servicios” o de sencillamente de “infraestructuras”, pero aquí no, hay que vender y como el cliente final debe ser en algún grado analfabeto, cuela. Me pongo así porque encima sólo ellos son los intelectuales, pues que al menos tengan un mínimo de vergüenza.
¿Tan grave es? Vayamos al principio, según el diccionario de la R.A .E., infraestructura en su segunda acepción es el “conjunto de elementos o servicios que se consideran para la creación y funcionamiento de una organización cualquiera”, sostenible, sólo tiene un sentido “dicho de un proceso: que puede mantenerse a si mismo” y sostenibilidad “cualidad de lo sostenible. Por todo esto lo que viene escrito en la puerta del camioncito, que encima suele ser viejo y repintado, viene a querer decir algo así como “los elementos y servicios necesarios para hacer sostenible la ciudad”, o parafraseando a la academia “para mantenernos a nosotros mismos”. Manda güevos, palabras preciosas, grandilocuentes y políticamente correctísimas, con ese tufillo verde. Aquí siguen sin aparecer la alta tecnología, ni el ahorro energético, sólo la versión actualizada del Gotera y Otilio. Si uno entra en la red en la página del ayuntamiento, www.sevilla.org, en la delegación de marras, verá muy impresionado que sólo aparece el nombre del augusto concejal encargado de la misma y un enlace para denunciar en línea sobre el estado de las calles. El nombrecito es un paso más en la demagogia pura en que están instalados.
Para que todo el mundo conozca de quien estamos hablando, el delegado es el teniente de alcalde Antonio Rodrigo Torrijos, cabeza en el consistorio de IU, señor beneficiario de la famosa mariscada a costa de los placeros de Mercasevilla cuyas fotos han dado que hablar. Este elemento, entre otras cosas, está, según cuentan, a punto de ser imputado por el caso del mismo nombre. Es uno de los nuevos señoritos andaluces, disfrazan las cosas para vender humo, no hay nada más ecológico y sostenible que reparar una acera, ¿cuántos barriles de crudo dejamos de destilar al arreglar un bache?, o se refieren al sentido económico ¿cuánta inversión extranjera entrará gracias a que no hay bordillos rotos en toda Sevilla? Ni eso es verdad, ni se va a crear un empleo mientras el señor de la pipa, ¿fumará en su despacho?, este dando vueltas por la plaza Nueva. Estos lo único que han querido vestir el santo, pues el nombre de la delegación debería ser algo así como “estructura para el mangazo”, lo que quiere decir parafraseando la R.A .E. “distribución y orden con que está dispuesto una obra de ingenio” para el “sablazo o acto de sacar dinero”.
Estos, que son tan rojos, lo subcontratan todo, así pueden encontrar algún dinerillo que se haya extraviado, colocan a sus más allegados hasta saturarlos de puestos y sueldos, no se que van a hacer si se cumplen las encuestas y se tienen que ir, han probado las cigalas y ahora los boquerones no creo que les gusten demasiado. Su único mérito es repetir la palabra mágica hasta que, por agotamiento, la gente se lo cree, o eso dicen, “sostenible”. Pretenden que comamos del aire expelido por ellos al hablar, porque ¿pretenden que nos creamos que nos encaminamos a la independencia económica gracias a la albañilería fina o es que piensan en la autarquía de sus camaradas cubanos? Su delegación ni es verde, ni es sostenible, ni nos va a acercar a ningún lado. Lo único que consigue sostener hoy en día son sus bolsillos y los que le apoyan, mejorando su existencia hasta tal punto que dicen que tiene intereses en el Algarve portugués.